El nombre propio es lo primero que los niños aprenden a reconocer y escribir. Es la palabra por excelencia. Desde el punto de vista personal, el nombre propio nos identifica y forma parte de nuestra identidad. Aprender a reconocerlo y a escribirlo es acceder a un saber muy especial, no sólo por tratarse de la primera forma gráfica cargada de significación, sino también porque conocer su escritura posibilita a los niños plantearse y resolver problemas en el mundo de las letras. Diversas investigaciones han demostrado que el nombre propio “(...) es una valiosa fuente de información para el niño: indica que no cualquier conjunto de letras sirve para cualquier nombre; le indica que el orden de las letras no es aleatorio; le ayuda a comprender que el comienzo del nombre escrito tiene algo que ver con el comienzo del nombre cuando lo dice; le ayuda a comprender el valor sonoro convencional de las letras. No puede pues minimizarse la importancia de esta adquisición” (Ferreiro E. y Gómez Palacio M,1982)
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ResponderEliminarDaniela, qué excelente experiencia aportaron al blog! Los alumnos se muestran muy entusiasmados con la tarea... Felicitaciones y queremos seguir contando con otras propuestas... GRACIAS.
ResponderEliminarAdriana F.
Excelente trabajo de mis compañeras! Saludos Adriana!
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